"Querido hijo, hoy quiero pedirte perdón por todo lo que he hecho. Sé que ahora no puedes oirme, y será también que me siento más seguro al decirte las cosas sin que puedas escucharlas, pero necesito decirte ésto, por mí mismo.
El día de hoy ha provocado un cambio en mí, en mi forma de pensar y en mi manera de ver y entender aquello que me va ocurriendo, y todo ello es gracias a tí.
Te pido disculpas por cómo me he comportado durante estos años, recriminándote siempre todas las cosas malas que hacías, enfadándome contigo cuando hacías algo mal, castigándote cuando te dejabas la comida o cuando no hacías lo que yo te mandaba, hablándote con enfado cuando tan sólo querías jugar un rato conmigo, no importándome tus lágrimas cuando llorabas por algo, haciéndote perder tu tiempo diciéndote que ahora voy y nunca iba, cuando dentro de mi tiempo nunca había sitio para tí, queriendo que te comportaras como una persona mayor, cuando solo eres un niño; exigiéndote mucho más de lo que debería y dándote mucho menos de lo que te mereces.
Pero hoy, después de todo este día, y antes de irte a dormir, te dirigiste a mí y corriste apresurado a darme un beso de buenas noches.
La fuerza de tu abrazo, y el amor y el cariño que despedían tus palabras de "Buenas noches papi", me hizo romper todos mis pensamientos anteriores y hacerme a mí mismo, con mucho temor y miedo, una pregunta:
-¿Por qué se está apoderando de mí la rutina de buscar en tí todo lo malo y no lo bueno?
Te quiero como a nada en el mundo, y simplemente he estado esperando de tí, resultados que no corresponden a tu edad.
Te he puesto metas y objetivos como a un adulto, sin pensar que tan solo eres un niño. Pero yo estaba ciego y no veía lo bueno que eras capaz de hacer aún a la edad que ahora tienes.
Tu gran corazón ha sido capaz de generar amor hacia mí, en un día en el cual tan solo te he dado tristeza y enfado.
Te digo esto ahora, porque se que no podrías entenderme si te lo dijera despierto, y al igual, me siento más tranquilo conmigo mismo al saber que puedo cambiar y mejorar.
A partir de ahora, apreciaré lo bueno que hay en tí. Aprenderé de tu amor, de tu cariño, de cómo eres capaz de sobreponerte a los problemas que se ponen delante tuya con tu gran corazón.
Estaré contigo, seré tu amigo, tu compañero, te entenderé, te comprenderé, te daré tu tiempo y te fijaré tus metas en función a tu edad real, y no a la mía. Estaré contigo cuando me necesites y no pagaré contigo nunca más, mis propios problemas.
Porque al fín y al cabo, eres un niño.....mi niño, el cual a pesar de todo, siempre está ahí para declararme su amor....¿por qué no podría hacer yo eso? ¿por qué me empeño en negarme a ser feliz?
Esta es la declaración de un padre que descubre lo poco que sirve en la vida, centrarse en descubrir y criticar los problemas en vez de enfocarse en las cualidades y virtudes.
Aunque va dirigido hacia su hijo, puede aplicarse a cualquier concepto de la vida de una persona, una persona que quiera ser feliz y no dejar que el día a día ni lo que ocurre, le amargue su existencia ni se la haga una carga pesada.
En lugar de criticar y reprochar, intenta ver y entender el porqué alguien hace lo que hace y apreciar el punto positivo de las cosas y no el negativo.
Cualquiera puede ver un defecto, pero no todos son capaces de ver una virtudAlguien famoso dijo una vez: "Si ni tan siquiera el Dios todopoderoso tiene como objetivo el juzgar a los hombres por el resto de sus días....¿por qué iba a hacerlo yo?"
Centra tu mente en lo positivo de todo, en las cosas buenas que el mundo y los que lo habitan ofrecen. Elimina sitio para lo malo y negativo, pues no hace falta que lo almacenes dentro de tí, y mucho menos, vivas ni te bases en ello para actuar.
¿Quieres ser feliz en tu vida?.....Busca las cosas buenas y no las malas. Los defectos se ven solos, las virtudes, hay que apreciarlas.
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