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1 de febrero de 2015

La única forma de ganar una discusión con otra persona

Bueno, vamos a matizar algunas cosas antes de nada.

Primeramente es que nunca podrás ganar una discusión. ¿Y entonces para qué este post, me dirás? Bueno, quiero hacerte ver cuál es la mejor forma de inclinar este tipo de altercados a tu favor y que pueda beneficiarte.....sin necesidad de que la ganes.


Cuando dos personas siguen adelante en una discusión, siempre consiguen dos cosas:

-Nada de provecho.

-Muchos daños.

Es por ello necesario que aprendas a aprovechar este tipo de momentos para que te beneficien en algo.

¿Y es eso posible?

Claro. El ser humano reacciona mal ante el daño que le provocas y bien ante los halagos y elogios.

Si le dices o incluso le demuestras a alguien que está equivocado, aunque sea cierto, éste no tendrá muy buena imagen de tí, porque has conseguido herir su inteligencia y su persona.

¿Qué es lo que consigues entonces cuando le demuestras a alguien que tienes la razón? Literalmente nada.

¿Qué hago entonces, me quedo callado aceptando las estupideces que puede estar diciendo la otra persona? Por supuesto que no.

Pero no es necesario vencer a nadie, herirlo, derrotarlo y ponerle un pie sobre su espalda como que le has vencido, porque eso no sirve para nada.
Si quieres demostrarle algo a alguien, hazlo de forma que pase inadvertida.
¿No me entiendes? Es sencillo. No enfoques una discusión como un combate en el que hay dos posibilidades distintas, sino como una estrategia en la cual debes conducir a la otra persona por el camino que tú quieres y que se vaya dando cuenta ella misma de sus propios errores.
Enséñale algo a alguien sin que se de cuenta de que lo estás haciendo.
No se trata de que hagas que alguien vea lo que quieres mostrarle, sino de que lo consiga ver por sus propios medios.
Tienes que aprender a ser más inteligente que la persona que tienes delante, pero sin que ella se de cuenta de que quieres parecerlo.
Discusiones puede haber por distintos motivos, pero en el momento en que cambias el enfoque de cómo iniciarla y llevar estos altercados, tu victoria siempre está asegurada.


Los que se quejan de todo



Una forma típica y muy común de que se inicie una discusión.

Hay gente para todo y con todo tipo de carácter, pero aquellas personas que suelen llegar a tí quejándose de algo y esperando respuestas o soluciones por tu parte, pueden ser unas de las más molestas.
Cuando le quitas el arma a tu enemigo, no te podrá atacar.
Una frase estúpidamente sencilla, pero que nadie la pone en práctica.

En el momento en que desarmas a una persona que se queja de algo, el problema habrá terminado.

¿Que cómo lo hago?

Fácil. Te pongo un ejemplo:

CLIENTE: "Sois la peor empresa. He tenido un montón de problemas con vosotros e incluso he tenido que venir aquí a que me lo solucionéis. No sabéis dar a vuestros clientes un trato profesional y ya estoy cansado de tener que poner tantas quejas sobre el mismo tema"

RECEPTOR: "Puede que tenga usted razón (aunque el cliente realmente no la tenga). Hemos tenido muchas quejas en los últimos meses y si me dice usted cuál es exactamente el motivo de su enfado, trataré de solucionarlo ahora mismo"

¿En qué ayuda este concepto de enfocar a una persona enfadada, propensa a discutir? Pues que cuando enfocas la situación de esta forma y aceptando lo que dice la otra persona, el problema simplemente acaba ahí.

Este cliente se desahoga, libera sus emociones y después de ésto retoma el hilo de la conversación de una forma mucho más razonable y tranquila, además de que queda desarmada por completo.
Nunca en la vida podrás verte en apuros por aceptar que te has equivocado en algo.
 Con esta actitud consigues varias cosas:

-Aceptar que puedes haber cometido algún error y que hay que barajar esa posibilidad.
-Hacerle comprender a la otra parte que también puede cometer dichos errores.
-Impedir que el tono se vea influenciado por la tensión, el estrés y las emociones calientes del momento.


Cuando la otra parte está equivocada y tú tienes la razón


¿A que te hace sentir molesto?

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Puede que te sientas incómodo cuando entablas una conversación con alguien y lo que te dice es incorrecto y tú lo sabes.

Te pongo un ejemplo:

Hace ya varios años, asistí a un curso sobre seguros de vida que impartía un importante Director de formación (uno de los más importantes de la empresa).

Se reunían en ese curso varios directivos importantes de la compañía y había muchos asistentes de todo tipo de rango en la empresa.

En un momento determinado, el que impartía el curso dijo:

-".......tal y como dice el artículo 13 de las condiciones generales de los seguros personales. ¿Alguna pregunta?"

-A lo que yo respondí: "Eso no dice el artículo 13, sino el 11"
El silencio se hizo aterrador en la sala y parecía que todas las miradas caían sobre mí.

Yo sabía que tenía la razón y las demás personas que lo habían comprobado, también.

¿Actué con inteligencia? Pues no. Más bien cometí una estupidez al corregir a un alto cargo, delante de sus superiores. Un papel me daba la razón, pero no conseguí nada bueno, sino miradas de rabia, ira y enfado por parte de aquellos que se sentían ofendidos.

¿Qué gané con tener la razón? Nada.

¿Me tenía que haber quedado callado? No, pero pude haber enfocado ese error desde un punto de vista distinto e inclinarlo hacia mi favor sin ofender la inteligencia de nadie. Eso sí que me habría venido bien en todos los aspectos y nadie saldría perjudicado.

Pero el hombre de hoy actúa por inercia mental y busca el ganar y elogiarse a sí mismo con la necesidad de creerse mejor que los demás, cuando en realidad no consigue nada de provecho con ello.


Comprender a los demás, es una virtud increiblemente valiosa



No todos podemos ponernos en la piel de los demás y ver las cosas desde su punto de vista y no desde el nuestro.

Sin duda es por eso que en una discusión, nadie quiere dar su brazo a torcer.

Todo se convierte en una batalla, haber quien la tiene más grande, con el único fin de alimentar nuestro ego.

Cuando te adentras en el pensamiento del que tienes delante, puedes dirigir su mentalidad y jugar con sus límites para que se vayan inclinando hacia tu beneficio.

Así siempre obtienes beneficio doble, porque consigues sacar provecho a la discusión y que esa persona no te vea como un enemigo.

Todos reciben algo bueno, y tú más.

Esa es la forma idónea de ganar una discusión, de hacer que desaparezca el campo de batalla y de que actuar de forma inteligente.


El arte de darle a los demás lo que quieren, con el fin de obtener lo que nosotros queremos


Así puede resumirse todo el arte de ganar una discusión.

Que alguien te dice que es mejor que tú, pues nada...que siga pensando así. Tienes muchas formas de hacerle ver que comete errores sin que se de cuenta de que tú te has dado cuenta de que los ha cometido.

Leí un caso de un general que fue llamado a juicio para que diera testimonio de un subordinado suyo por un problema que había tenido en el cuartel.

JUEZ: "¿Cual es su testimonio sobre ese soldado?"

GENERAL: "Ese soldado es excepcional. Tiene muy buenas cualidades y he visto en él un talento que no he podido apreciar en los demás"

JUEZ: "¿Acaso no sabe usted que ese soldado a quien tanto aprecia, habla barbaridades y se burla de usted a sus espaldas sin que nadie lo sepa"

GENERAL: "Simplemente le he dicho lo que yo opino de él, y no lo que él opina de mí"


Mentalízate de que cuando dejas de llevarle la contraria a los demás (aunque estén equivocados), los problemas desaparecen, las discusiones acaban, el enfoque cambia y los beneficios siempre llegan a tí.

Esa es la mejor y única forma de ganar una discusión, en el sentido más inteligente de la palabra.




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