Muchas veces asimilamos de forma equivocada que la inteligencia de alguien tiene que ver con la cantidad de estudios que posee esa persona. Nada más lejos de la realidad, ya que son definiciones que pueden ir de la mano o estar totalmente opuestas.
El ser inteligente no requiere un nivel mínimo de conocimientos, es decir, una persona puede tener una capacidad intelectual sorprendente sin ni siquiera saber leer ni escribir. El concepto de la inteligencia está determinado de una forma que ahora no sabemos apreciar. Nuestra mente está diseñada para solventar problemas que nos podemos encontrar en nuestras vidas, unos más difíciles que otros, pero todos tienen su solución. Aquí florece entonces las personas que son capaces de ver y descubrir estos problemas y aplicarles una solución, haciendo por tanto evolucionar sus vidas. Pero esta capacidad no radica en cuanto haya estudiado esa persona ni de los títulos universitarios que posea. De hecho puedes encontrarte en esta vida personas con varias carreras y diplomaturas o doctorados en lo que quieran, pero que a la hora de tener la adversidad delante de sus caras, se convierten en una persona en la que abunda la estupidez y la necedad.
El concepto de ser más o menos inteligente radica por naturaleza en cómo de rápido y cómo de efectivo resuelve el ser humano un problema. Hay mentes verdaderamente brillantes y avanzadas (tengan o no estudios) que consiguen reducir una situación conflictiva en el tiempo que otros están todavía pensando qué podrían hacer.
Los estudios, tu preparación, tu cultura y tu dedicación por avanzar y aprender tan solo ayudan y te hacen progresar para que tu desarrollo intelectual sea más rápido y consigas subir de nivel de una forma menos costosa. Pero sin embargo, lo que más fructifica nuestra mente y nuestro cerebro es sin duda alguna la experiencia (que tampoco determina el ser más o menos inteligente). Todo lo que nos haya sucedido en nuestras vidas nos sirve para alimentar nuestro subconsciente haciéndolo sabio y con parámetros a la hora de actuar ante determinadas situaciones que ya hayamos pasado.
Los test de inteligencia son a día de hoy un verdadero reto para el hombre. El poder conseguir una fórmula que determine con exactitud cuan inteligente es alguien, resulta casi imposible, aunque hay que admitir que tenemos herramientas bastante precisas que nos hacen encuadrar con cierta similitud los rangos existentes entre las mentes de las personas.
Cuando tenía 20 años, un coronel del ejército donde habíamos entrado para hacer el servicio militar nos hizo a todos un test para medir nuestro cerebro y saber nuestro cociente intelectual. Descubrí en ese momento todo lo que aquí he comentado cuando comprobé que la persona que más puntuación sacó fue un muchacho al cual le tuvieron que ir dictando una por una las preguntas ya que no sabía ni leer ni escribir. Sorprendente....¿verdad?
No confundamos pues nuestra capacidad de saltar, esquivar y solucionar los problemas de nuestra vida con rapidez, precisión y beneficio.....es decir nuestra inteligencia, con los estudios, las licenciaturas, doctorados, masters y demás papeles que se cuelgan en las paredes.
Como lectura te aconsejo los siguientes libros acerca de este apasionante tema:
-Inteligencia Natural (Padres educadores)
-Inteligencia intuitiva. ¿Por qué sabemos la verdad en dos segundos? (Taurus Pensamiento)
18 de septiembre de 2013
La inteligencia y los estudios no son lo mismo
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