¿Por qué debes controlar tu odio?

Hay emociones y sentimientos que a pesar de lo potentes que son, no aportan nada de valor en nuestras vidas, y el odio y la ira son uno de ellos.


Es bueno saber aprovechar al máximo todo tipo de sensaciones que en realidad nos aporten bienestar y nos sean útil en algún sentido, ya sea para nuestro día a día, nuestro placer, nuestra felicidad, etc.... Pero también existen las que no solo no nos son de ninguna utilidad, sino que además nos obstaculizan e interfieren en todo aquello que deseamos.

El odio es el estado de maldad que alguien puede sentir por otra persona o cosa debido a una perspectiva o experiencia negativa que le ha causado en algún momento de su vida.
Cuando el sentimiento negativo enfocado a alguien o algo supera el nivel que podría considerarse normal o lógico, aparece una emoción mayor aún, que es la de odiar.


Alguien que te causa algún tipo de daño, por ejemplo, llegará un momento en que tendrás sentimientos negativos hacia esa persona, pero cuando ese daño supera un nivel establecido en tí, esos sentimientos y emociones negativas se elevan a la máxima potencia, y acabas odiando a dicha persona.

La pregunta hacia todos es: ¿Te aporta algo en especial el odiar a alguien por mucho mal que te haya hecho?
La negatividad que aflora en una persona, suele ser de una potencia mayor que lo positivo, por muchas razones, por lo que debemos estar siempre alerta que este tipo de negatividad hacia alguien o algo no se apodere de nuestra mente.
De hecho, está comprobado que los pensamientos de maldad solo te interfieren en tu felicidad, ocupando parte de tu mente y no dejando que tu inteligencia vea la realidad de lo que en verdad te interesa ver.

Como siempre, es muy fácil hablar o escribir algo, y luego en realidad es tremendamente complicado llevarlo a la práctica, y más aún en este aspecto tan delicado.
El odio llega muchas veces a apoderarse del carácter y la actitud de las personas, haciéndolas incluso realizar cosas que normalmente no suelen hacer. Por ello, no debemos desperdiciar nuestra mente y nuestras energías en maquinaciones perversas en contra de alguien o algo que nos haya hecho sufrir en nuestra vida. Es mucho más recomendable el utilizar nuestra inteligencia en salir de ese daño y compensarlo lo más rápidamente posible, pero enfocado siempre en nosotros mismos y en nuestro bien, y no en lo que los demás nos han causado.

Sun Tzu escribió en El Arte De La Guerra que todo enemigo que dirige sus pasos en la batalla guiado por el odio y la ira, tenderá a tener una derrota segura.
En nuestras vidas sucede igual, porque de nada sirve dejarte llevar por una emoción que solo te aporta disensión en tu cuerpo y mente, y retraso en alcanzar tu felicidad y bienestar personal.
Debes estructurar dentro de tu día a día todo aquello que te beneficia y lo que te perjudica, y no dedicarle tu energía a lo que de nada te servirá para tu futuro.

Cuando sientes odio por alguien o algo, tu mente y tu cuerpo, aunque no lo percibas, estará rindiendo por un nivel inferior del que podría hacerlo estando en equilibrio contigo mismo. Entonces ¿para qué necesitas perder tu tiempo y energías en lo que te entorpece?
Pues simplemente, el hombre es necio por naturaleza y le gusta invertir en lo que no le da provecho.

-Si sientes odio por alguien en algún momento de tu vida, realiza un esfuerzo en eliminar a esa persona o cosa de tu mente. Como si hicieras un "reset" y reiniciaras tus pensamientos de nuevo. Es la forma de "eliminar" aquello que te puede generar negatividad.

-No guies tus acciones en función de algo o alguien que te ha causado daño, ni te dejes llevar por la tensión del momento. Retírate, piensa, y recapacita......y cuando tu mente te vuelva a pertenecer a tí, entonces toma decisiones en base a reparar ese daño y no en tomar venganza.

-Un antiguo filósofo oriental dijo una vez: "Sólo alcanzarás la felicidad total, sin ira ni odio, cuando seas capaz de dedicarle una sonrisa a aquel que te escupe"
Por desgracia, pocas personas son capaces de hacer esto, así que irremediablemente, pocas personas serán felices.
El hombre prefiere amar el mal y despreciar el amor.

Autor: Ying Yang

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