¿Alguna vez no has podido evitar el sentir felicidad cuando algo malo le ha pasado a alguien que no es bienvenido en tu vida? Porque aunque parezca fácil, es realmente difícil controlar el instinto de sentir alegría y felicidad basándonos en el fracaso de nuestros enemigos.
Todos en nuestra vida tendremos momentos de victorias y momentos de derrota, triunfaremos en algunas cosas y sin embargo fracasaremos en otras, y cuando alguien presencia momentos débiles nace inconscientemente un espíritu de superioridad y tranquilidad basándonos en los demás, es decir, aquellas personas que basan su estado de ánimo en función de lo que le suceda a los demás, corren el peligro de apartarse de sus verdaderos principios.
¿Acaso no puedes sentir placer y felicidad por cosas buenas y no por situaciones malas? ¿Eres de los que les agrada el mal y los fracasos de los demás?
No quiero aquí valorar si está bien o mal el sentir este tipo de bienestar por presenciar momentos difíciles en las demás personas, pero sí que quiero que entiendas que no es necesario el tener emociones positivas que vienen de actos negativos, ya que después, todo lo que has sentido se convertirá en odio y venganza cuando te toque a tí ese fracaso o sufrimiento.
¿Te gustaría fracasar delante de una persona que se alegre de tu derrota? ¿a que no?
Pues es necesario siempre valorar y ver las cosas desde el punto de vista de los demás, ya que solo así podrás ver la pura realidad de como es la situación, y no verla desde una especie de escaparate en el que solo puedes regocijarte.
Aquellos que consiguen entender las situaciones desde todos los puntos de vista posibles, son los únicos que pueden acercarse a buscar y encontrar una felicidad plena.
No te alegres del fracaso de los demás, y si lo haces alégrate también cuando te pase a tí mismo.
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