Levantarse temprano contribuye en tu desarrollo personal

Hace ya tiempo que descubrí que el levantarse temprano contribuía en gran manera a mi desarrollo personal, a mi avance, mi bienestar a lo largo del día y así a mi rendimiento y éxito diario.

Son diversos los conceptos que existen en cuanto a las horas que debe dormir una persona, y cuáles serían los parámetros mejor indicados para nuestra salud a la hora de hablar de nuestro descanso.
Algunos piensan que hay que acostarse siempre a la misma hora y levantarse igualmente puntual tratando siempre de dormir ocho horas diarias.

El concepto de descansar no va asignado a ninguna norma ni regla en particular (propio del hombre poner normas a todo), sino que se basa en tener claro que una persona debe descansar de forma proporcional a su actividad diaria.
Por mucho que trates de acostarte siempre a la misma hora (por ejemplo en mi caso) o hacerlo temprano por el hecho de que tienes que madrugar, no te beneficia en nada si tu constitución y tu biología no está acostumbrada a ello.
Por ejemplo, yo en particular no consigo dormir más ni mejor porque me acueste antes, ya que me cuesta conciliar el sueño en gran medida, con lo que de nada me serviría acostarme temprano si en realidad no tengo sueño.

Encontrar el equilibrio entre cuándo tienes realmente sueño y utilizar ese momento para irte a la cama, es el punto óptimo para que haya un nivel correcto entre actividad y descanso.
Si una noche tienes sueño a las diez de la noche, pues simplemente es porque tu cuerpo te lo está pidiendo, con lo que la mejor manera de contribuirle a su bienestar es acostándote, porque seguro que dormirás fácilmente.
Si por el contrario, otra noche no tienes sueño hasta las doce, pues es exactamente igual y podrías pensar que al acostarte más tarde, descansarás menos, pero no es así, y ahora te explicaré el porqué.

La clave de todo llega en el punto en que debes levantarte, y digo "debes", porque así es como mejor contribuirías a desarrollar tu día a día de forma más efectiva y beneficiosa para tí.
El levantarse a una hora fija todos los días, y siempre y cuando sea temprano, es un factor, que de forma inconsciente hace que tu actividad diaria sea vista desde otra perspectiva.

Yo por ejemplo, descubrí que si me levantaba a las seis de la mañana todos los días, mi visión, objetivos diarios y perspectiva de mi rendimiento diario, era mucho mejor que si lo hacía a las ocho.
Aprendí a establecer una relación en la que me acuesto todas las noches cuando mi cuerpo me lo pide y me levanto fielmente a las seis de la mañana. Eso hace que no necesite nada más en cuanto a adaptación, debido a que diariamente mi físico me va a indicar (al levantarme siempre a la misma hora) cuan cansado está para ese día, por tanto, lo único que tengo que hacer es hacerle caso a mi cansancio e irme a la cama.

Cuando madrugas, el día es enfocado desde una perspectiva en la que parece que eres tú el que inicia las cosas, el que controla y el que puede ir decidiendo qué y cuando, es decir, no te levantas corriendo y llevas un día contrarreloj y con el tiempo justo para hacer tus cosas diarias.
Nuestra mente por la mañana tiene la capacidad de afrontar nuevos pensamientos si no la sometemos desde el principio a rutinas y cargas diarias. Inconscientemente tenemos la sensación de que el día dura más (aunque esto sea relativo) y eso hace que tu tranquilidad le de efectividad a tus pensamientos, que a su vez fluirán de forma más rápida y eso contribuye a que tu día empiece de una forma más productiva y beneficiosa.

En el mundo hay muchos mitos, los cuales no tienen porqué adaptarse a nuestra propia forma de ser.

El pensar de forma generalizada contribuye al éxito generalizado, pero no al tuyo personal.

Cada persona es un mundo totalmente distinto y sus reacciones, necesidades y ritmo de vida no tienen porqué coincidir con el resto, con lo que el encontrar nuestro punto óptimo y de equilibrio entre lo que necesitamos y lo que nos damos, es esencial en nuestro desarrollo personal.

 Luego está el mito de la educación de los niños, por ejemplo, en el que por norma general está mal visto que un niño se acueste tarde y está generalizado dentro de los patrones de educación correctos que deba irse a la cama temprano, para así descansar más y mejor.
El inconveniente radica en que un niño no suele expresar sus necesidades de la misma forma que lo hace una persona adulta, y para el, el concepto cansancio y descanso es más relativo. Pero la cuestión vuelve a centrarse en tratar de hacer como rutina diaria el empezar el día de forma temprana, es decir, no ir sometidos a cargas desde que nos levantamos, sino que seamos nosotros mismos los que vayamos guiando con tiempo y tranquilidad lo que se nos va a presentar en nuestra día a día y es así como debemos educar a nuestros hijos, pensando en su mejor desarrollo y rendimiento en su futuro.

No quiero que el sol me despierte, sino que prefiero estar preparado para recibir los primeros y mejores rayos de calor de éste y beneficiarme de el.

Aprende por tanto a levantarte temprano, a fijar de forma rutinaria un punto en que empieza tu día, sin establecer cuando debe acabar (que ya te lo mostrará tu propio cuerpo), y conseguirás fomentar que tu desarrollo personal avance en gran medida hacia una visión distinta y mejor de lo que es un día normal  y corriente.


Autor: Ying Yang

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