Cuando uno no tiene pleno control emocional sobre sí mismo, suele verse afectado por algunos momentos en los que se acumulan circunstancias que hacen que literalmente explotes.
Esa explosión saca lo peor que llevas dentro, es como si un volcán entra en erupción, sacando al exterior toda la lava acumulada en el fondo.
Ya vimos cómo utilizar tu inteligencia emocional contra personas difíciles.
Además de esto, hace que pierdas el control de aquello que te ha provocado el que estés así. Pongamos un ejemplo:
-Juan, está hablando con Ana María, una compañera del trabajo que tiene una visión de la vida un poco distinta a la de los demás, y que es la típica persona que siempre suelen caer mal.
Ella hizo ayer un contrato a un cliente que previamente ya había visitado Juan, con lo que nuestro amigo, cuando se enteró, esperó al día siguiente para aclarar con Ana el problema, esperando que ella entendiera que la política de la compañía advertía sobre el "pisarse los clientes" entre compañeros de trabajo.
Cuando llegaron a la oficina, Juan la llamó y entraron en su despacho.
-"Ayer llamé a Don Jose Luís, y me dijo que ya le habías hecho tú el contrato"-dijo Juan
-"Sí, así fue, pero yo no sabía que era cliente tuyo. Es más, el hombre ni me habló de tí"-contestó Ana
-"Bueno, eso no importa, ahora puedes corroborar que yo había hablado con él antes, con lo que tan solo quería aclarar contigo que ese contrato era parte de mi trabajo, y tú me lo has quitado"-replicó Juan
-"Yo no te he quitado nada. Aquí no hay nada de nadie, y si tanto lo querías, haberlo hecho tú antes. En este tipo de trabajos hay que hacer las cosas rápidamente"-dijo Ana, con tono burlón.
-"Las normas de la empresa dicen que lo que tú has hecho, no se puede hacer, y no quiero recurrir a hablar con el director para comunicarle nuestro problema"-dijo Juan, manteniendo la calma
-"Yo lo único que sé es que yo firmé ese contrato, con lo que no tienes nada que demostrar. Además, siempre has sido un perdedor y estas cosas te pasan por dejarlo todo para después"-dijo Ana
-"¿Un perdedor yo?. Aquí la única perdedora eres tú, que no sabes trabajar y estás siempre dando puñaladas por la espalda a tus compañeros de trabajo. Eres lo peor y lo único que consigues siempre es sacar a la gente de sus casillas con tus insultos y amenazas" -gritó Juan.
-"Dí lo que quieras, pero yo tengo el contrato y tú no tienes nada, así que ya vemos quien es el perdedor y quien el ganador"-contestó Ana sonriendo.
-"Eres una escoria, de lo peor que hay. Eres XXXXX (cadena de insultos y desprecios)"-gritaba Juan.
Esta conversación es común, y muestra que no es tan difícil sacar a alguien de sus casillas. Ya vimos un ejemplo parecido en este post.
Hemos visto cual fue el motivo, cual fue el momento de tensión, cual era la posible solución y cual fue el momento exacto en que Juan explotó literalmente de su forma de ser.
¿Qué habrías hecho tú en el lugar de Juan? ¿Habrías sabido contenerte y llevar el control de la conversación y del tema?
La verdad es que resulta difícil, mantenerte bajo control emocional cuando existe una causa que parece ponerte impotente ante ella, es decir, el problema en cuestión parece no tener la solución que tú crees lógica y justa para tí. (Por cierto, existen los entrenadores emocionales, por si no lo sabías)
Juan estaba presenciando una injusticia, y estaba viéndola pasar delante de sus ojos sin que pudiera hacer nada para impedirlo. Esto, llega un momento en que rompe los límites del autocontrol emocional, haciendo que, ante la propia impotencia de solventar nada, entremos en "modo de combate" (insultos, elevación del tono de voz, desprecios, gestos, violencia, etc....)
La verdad es que esta situación, al igual que todas las demás que puedan sacarte de tus casillas, tiene solución y mucho más práctica y efectiva que la que hemos comprobado, y se limita a usar tu inteligencia emocional, y más concretamente, a usar tu "enfoque".
El enfoque emocional es saber distinguir el punto exacto que provoca que una situación pueda pasar de "normal" a "agresiva". Hablamos de aquello que rompe la línea que separa el modo normal del modo explosivo.
Si analizas bien la conversación, vemos que hay un momento exacto en el cual Juan, pierde literalmente sus papeles y el control sobre sí mismo, y es cuando Ana lo insulta y desprecia, diciéndole que es un perdedor.
Ese punto fue determinante, porque hizo que Juan perdiera su propio control y por consiguiente el control de la conversación, dándole a Ana las riendas de todo, y haciendo que la conversación termine de una forma favorable para ella.
¿Cómo debemos actuar?
Si nos centramos exclusivamente en el punto que hace que cambie nuestro estado emocional, tendremos el control sobre todo, es decir, en nuestro ejemplo, vemos que Juan cambia su forma de actuar en el momento en que Ana le dice que es un perdedor.
Si Juan se centra mentalmente durante un segundo, en enfocarse en ese momento, lo único que tiene que hacer es analizar que lo que le ha dicho Ana, no corresponde con la realidad, con lo que no tiene porqué alterarse ante una mentira.
El salirse de sus casillas o pasar de un estado emocional normal a uno agresivo y violento, está compuesto de una serie de acciones en cadena, que terminan con la explosión final.
Si rompemos esa cadena, la acortamos, la ralentizamos o de alguna forma alteramos su curso, estaremos llevando de nuevo el control sobre nosotros mismos y no estaremos siendo arrastrados por la inercia de una mecha apunto de estallar.
El procedimiento es centrarse en qué fue lo que te hizo cambiar tu estado de ánimo, tomarse tiempo en analizarlo (tampoco es que te tomes todo el día, ¿eh?), y volver a situarlo en la realidad, bajo nuestro propio punto de vista.
Juan tan solo debía centrarse en el momento en que le dijeron que era un perdedor, pararse unos segundos (esto rompe la inercia que llevaba la conversación), y pasar por su filtro la palabra perdedor, dejándola sin importancia al tener él muy claro que eso no era verdad.
-"Yo lo único que sé es que yo firmé ese contrato, con lo que no tienes nada que demostrar. Además, siempre has sido un perdedor y estas cosas te pasan por dejarlo todo para después"-dijo Ana
-"Ana, aquí no estamos hablando de perdedores ni de malas personas, sino de que estás infringiendo las normas de la compañía, con lo que o entiendes lo que quiero decirte o tendrá que entenderlo la dirección de la empresa. Tú decides."- (respuesta óptima que Juan debió responder)
Cuando actúas manteniendo y controlando tu estado emocional, desarmas cualquier acción de este tipo que otros puedan emprender contra tí, y muestras que tienes claras las cosas y dónde quieres llegar.
Si lo piensas bien, en el primer ejemplo, el final habría sido el mismo que en el segundo. Juan presentando una queja ante la dirección de la empresa.
Pero lo que diferencia el que hayas mantenido el control emocional sobre tí mismo o lo hayas perdido y hayan conseguido sacarte de tus casillas, es que aunque todo tenga el mismo final, en uno eres tú el que tienes el control y el que lleva el rumbo de la situación, mientras que en el otro estás siendo guiado por tu entorno, por el momento y por todos excepto por tí.
Pon en el punto de mira exactamente aquello que te hace cambiar de estado anímico, analízalo, pon tu propio tiempo de por medio, fíltralo y pásalo por tu verdad, y si se te perjudica en el momento en cuestión....directamente a la papelera de reciclaje, porque para otra cosa no sirve.
Utiliza tu inteligencia emocional para mantener tu propio control y el control de aquello que te interesa, para no ser marioneta, sino marionetista.
No hay comentarios:
Deja tus Opiniones