Parece que cuando hay algo que llegó a perturbar el equilibrio de una persona en su pasado, hace que eso afecte a su presente, y haga que tenga una conducta o comportamiento distinto al normal.
Por ejemplo, cuando una persona tiene un accidente de tráfico con su coche, éste incidente, puede marcar el desarrollo de su vida futura, con lo que ahora...en el presente....paga las consecuencias, teniendo miedo de volver a conducir.
La psicología antigua y el psicoanálisis, trataban de que la persona, de alguna forma volviera al pasado (en sentido figurado), y tratara de superar y enfrentarse a ese problema que está condicionando su vida actual.
Es como si a esa persona del ejemplo del accidente de coche, la hiciéramos de alguna forma que su mente viajara atrás en el tiempo y se enfrentara a ese incidente que tanto teme, que lo acepte, que luche con él, y así, que pueda superarlo en la actualidad.
La psicología moderna, tiene ya otro tipo de enfoque ante situaciones traumáticas que pueden causar una gran brecha en la vida de una persona y marcar de forma definitiva su comportamiento.
El ser humano vive en el presente, y éste, está condicionado por sus acciones pasadas, pero, si quiere mejorar, no se trata de arreglar su pasado, sino de mejorar sus pensamientos actuales.
Por muy grave que fuera la situación por la que tuviste que pasar, el problema en sí, lo estás pagando ahora, en el día de hoy, por tanto, hay que enfocarse en buscar una solución para ahora, y no tratando de ahondar y buscar en cómo fue tu pasado para que éste por inercia, mejore tu día a día.
Te pongo un ejemplo con el cual entenderás muy bien lo que trato de explicarte. Imagínate que tienes una gran verruga en la punta de tu nariz, que ha crecido en los últimos años de forma considerable y que ya te está molestando mucho y dañando tu estética.
Vas al médico para que te de una solución y éste te dice que va a necesitar cinco años para quitarte esa verruga, porque necesita ahondar en tu pasado, saber el porqué nació en tu nariz, cuáles fueron los motivos que la hicieron crecer ahí, su naturaleza, cómo se creó y formó, cómo se alimentó y creció tan rápidamente. Además de saber y estudiar tu anterior comportamiento, cómo te cuidabas, qué cremas te echabas en la cara, cómo empezaste a sentir ese malestar, etc.... y solo así, podrá intentar quitártela.....pero son necesarios cinco años para todo el proceso.
¿Eh...?, ¿Pero si puede coger un bisturí y cortarla fácilmente en el mismo día?
Realmente mucha información, pero sirve de poco.
¿Entiendes la situación?...¿Para qué es necesario saber del pasado, si lo verdaderamente importante es buscar y concienciarnos en encontrar una solución para el presente?
Entiendo que siempre es bienvenido todo aquello que nos de conocimiento del pasado de una persona, pero el enfoque con que tendrás que afrontar lo que ahora te está pasando, es el mismo, sea cual sea tu pasado.
El hombre de hoy tiene que preocuparse de su presente y de su futuro, y si está pasando en la actualidad por un momento difícil debido a algún tipo de situación anterior que le causara huella, no es en realidad por lo que le pasó, sino por lo que él mismo se dice sobre aquello que ocurrió.
Es decir, el trauma del pasado no es lo que condiciona que sufras hoy, sino lo que ahora mismo te estás diciendo y pensando sobre lo que te pasó.
Tú mismo eres el que le da magnitud a tus propios pensamientos y usas algo que fue impactante para tí, para hacerte daño en el presente. Pero seguimos viendo lo mismo, el problema no es lo que te sucedió, sino lo que te está sucediendo ahora, por lo que hay que buscar una solución basándose en hoy, y no en ayer.
Bueno, hasta aquí la explicación, pero ahora te podrás hacer la pregunta:
¿Cómo hago para olvidar lo que me pasó y centrarme en lo que me está pasando?
Se trata de que analices tus propios pensamientos y los sometas a juicio, de una forma lógica y coherente (para eso sí que es de ayuda alguien a tu lado, a ser posible un profesional), y trates de convencerte de que lo que te estás diciendo (basado en tu pasado y en lo que te traumatizó), no se corresponde con la realidad.
Me acuerdo un chico que tuvo su primera experiencia sexual con una chica, que ya era bastante experimentada en esto del sexo.
El chico, como novato, fue ridiculizado por la chica, quien le contó a sus amigas lo incompetente que era el muchacho en la cama.
Este acto, traumatizó a esta persona, quien empezó a sentir un miedo enorme a la hora de tener un acto sexual. Los evitaba, le tenía temor......y eso influía en que tuviera problemas de erección.
Después de bastante tiempo, y con ayuda, el chico consiguió ver su pasado como una mera experiencia más, basada en su inexperiencia (valga la redundancia), pero que el verdadero problema era el que tenía ahora,....ya que tenía miedo al sexo.
Cuando se le enfocó en que en realidad no era algo tan difícil, que realmente no costaba tanto trabajo como él creía, que en verdad sus miedos estaban basados en suposiciones suyas, y lo importante que era la actitud a la hora de enfocar un problema......mejoró drásticamente en relativamente poco tiempo.
A día de hoy, está casado, tiene dos niños y una relación sana y saludable en todos los aspectos, incluido en el ámbito sexual.
El enfoque es determinante si se pretende superar un trauma, porque por desgracia, el ser humano tiene una forma de ver las cosas demasiado exagerada.
He visto personas que han hecho un mundo de algo insignificante, por tanto, el concepto de "trauma", impacta más por aquello que consta como historia, que lo que en realidad es.
Es importante saber valorar con relatividad las cosas que nos suceden, y no irnos al extremo de darle a todo lo que nos ocurre el distintivo de "trauma".
Si aprendes a quitarle las armas que tú mismo le has puesto a tu enemigo, te será mucho más fácil combatirlo.
Suavizar conceptos que nos suceden, nos ayudan a buscar posibles soluciones de una forma más efectiva.
Se entiende que los traumas causan graves problemas en la vida de una persona, pero cuando sabes distinguir entre lo que sucede y lo que tú mismo te dices que sucede, consigues tener la capacidad de controlar lo que sientes, y así, mejorar tu desarrollo y tu superación.
Olvida un poco la temible psicología del trauma, y entra un poco más en aprender a ser tu propio psicólogo.
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