Seguro que alguna vez te habrás encontrado con la típica persona que cuando inicias una conversación con ella, nunca te deja hablar, ¿a que sí?.
Quiero mostrarte cómo nos es muy útil nuestra inteligencia emocional en este tipo de situaciones.
Inteligencia emocional en las relaciones sociales. El problema de Juan.
Juan es un chico de 30 años que trabaja en una oficina.
Es el típico hombre al que le gusta cotillear y chismorrear por todos sitios.
Habla a un ritmo demasiado rápido, sin pararse a escuchar lo que los demás le dicen, o simplemente ignorando la opinión de los demás y haciendo de la conversación un mero monólogo en el que el único que se expresa es él.
Esta situación provoca irritaciones en sus compañeros, que al final siempre tratan de acabar con la conversación y dando de lado a Juan.
El que una persona se comporte así, no tiene porqué darnos a entender una imagen negativa de esa persona, pero sí que es algo con lo que no todo el mundo sabe lidiar.
Tu opinión parece no importar cuando hablas delante de Juan, porque basa todo en sus propias palabras.
Te escucha de la misma forma que el que está escuchando caer el agua de lluvia en una noche de tormenta.
En su oficina, sus compañeros empiezan a cansarse de él ya que como es normal, la gente se cansa de escuchar todo el rato, o de hablar con alguien de la misma forma que si le estuvieras hablando a una pared.
Puede que Juan no se comporte así de forma premeditada, pero lo que sí es cierto, es que no está sembrando buenas semillas en sus relaciones sociales.
Por cierto, ¿te imaginas si se comportara así delante de una chica a la que quiere conquistar? ¿crees que saldría bien parado?
Seguro que no.
De hecho, este tipo de comportamiento hace huir a las personas de tu entorno y de un modo u otro, aislan socialmente a la persona que tiene el problema.
¿Cómo tratarlo?
Un buen día cuando llegué a la oficina, llamé a Juan y le dije que quería hablar con él en privado en mi despacho, para comentarle un asunto importante.
¿Qué se consigue con esto?
Despertar su curiosidad y hacerlo llegar al despacho con una actitud paciente y de espera de alguna noticia.
Quería asegurarme de que cuando yo llegara, él ya estuviera a la espera de que yo fuera el primero que hablaría e iniciaría la conversación, con lo que él no tendría más remedio que escuchar.
"Quiero decirte algo que para mí es importante, aunque...sinceramente, me preocupa un poco la forma en la que te lo puedas tomar" - le dije.
¿Por qué se actúa así?
Porque en primer lugar eliminamos un poco la tensión acumulada justo antes de empezar a hablar, y en segundo lugar, hacía que Juan estuviera preparado para reaccionar bien cuando le diera la noticia.
Le dije que sus compañeros estaban empezando a molestarse bastante por su forma de comportarse en la cual siempre estaba hablando y nunca dejaba hablar a los demás (rápido, directo y sin rodeos, pero sin herir la sensibilidad en exceso. Asertividad pura y dura).
Juan se sorprendió mucho y dijo que no sabía que sus compañeros tuvieran esa visión de él.
Debemos darnos cuenta de que las acciones de muchas personas, pueden no ser intencionadas, como es el caso de Juan.
También tenemos que entender que el carácter y los hábitos de la gente, no se cambian tan fácilmente, por lo que tampoco podíamos esperar un cambio inmediato en la forma de actuar de Juan, pero aún así, esta conversación con él, debía ser el punto de partida.
¿Cómo debemos tratar con personas que se comportan de esta forma?
A modo resumen:
- No le digas lo que quieres decirle, sin antes haber preparado el momento, es decir, fija el momento de forma que se centre exclusivamente en hacerle saber lo que piensas de esa persona. Eso ayuda a que ésta esté preparada y afronte la situación desde otra perspectiva mucho más tranquila.
- Haz que reaccione en la otra persona su carácter comprensivo, haciéndole saber que tiene un problema y que en verdad te preocupa. Que por eso se lo estás diciendo y que por eso quieres tratar de ayudarla.
- Dile claramente el porqué su actitud es molesta y causa malestar tanto en tí como en los demás. Díselo de forma directa, pero haciéndole saber que puede que esa forma de comportarse no sea intencionada y que todo esté ocurriendo de forma inconsciente y sin que ella se de cuenta de la situación o de la reacción de los demás.
- Dile que te ofreces para ayudarle en su problema y que puede contar contigo.
Aprende a apreciar y tratar de forma correcta las emociones de los demás, y conseguirás mucho más de ellos.
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