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25 de abril de 2017

Cambiar tus hábitos emocionales para cambiar tu estilo de vida

Cambiar nuestros hábitos suele estar relacionado normalmente con cambiar aquello que hacemos en nuestro día a día.

Tenemos un estilo de vida y queremos tener otro distinto, pues no nos queda de otra que cambiar nuestros hábitos diarios.

Y claro está, como es normal, siempre buscamos soluciones donde no debemos (cómo nos gusta el masoquismo, ¿a que sí?).



Es decir, buscamos cambios materiales en nuestro día a día.

¿Con el fin de qué?

De que nuestro estilo de vida mejore o simplemente cambie.

Y en cierta medida no es que esté mal, sino que es como querer construir un castillo poniendo un ladrillo cada día. ¿Sabes cuánto tiempo invertirías en terminarlo?

Sin embargo, hay cosas que cuando las cambias, provocan un efecto en nuestra vida a nivel material.

¿Sabes de qué estoy hablando?

Exacto, de cambiar tus hábitos emocionales.


Habituados a sentir siempre lo mismo


Pues ese es el gran problema.

Nos hemos acostumbrado a vivir en piloto automático y como tal, hemos dejado de prestarle atención a ciertas emociones que un día causaron un gran impacto en nuestro interior.

Es como el que conoce a una chica por primera vez, tiene un flechazo, se enamora de ella y dice que siente un amor inmenso que nunca antes había sentido.

¿Sabes qué te dirá cuando lleve diez años conviviendo con esa misma chica y viéndola todos los días?

Pues probablemente que ni se acuerde de eso que sintió esa primera vez.

¿Por qué?

Porque se ha habituado a la emoción del amor.

Lo mismo pasa con todo.

Por norma general, el ser humano siempre busca cosas nuevas y estimulantes a fin de refrescar sus emociones.

Pero claro, no quiere esforzarse en revivir ciertas emociones que ya tiene insertadas en su programa mental y que le sería más fácil sacarlas a la luz nuevamente.

No, no...prefiere buscar cosas nuevas y desechar lo que ya ha llegado a obviar.

Y fíjate si seremos "mierdecillas" que aplicamos esto solamente a lo que nos conviene.

Explícale esta acción a alguien que esté pasando por una crisis personal y tenga depresión.

Seguro que no querrá nada nuevo ni desprenderse de sus antiguas emociones negativas que lo están destrozando por dentro.

Entonces sí que queremos agarrarnos a ese tipo de emociones. A lo malo si, a lo bueno no, ¿verdad?.

Llevamos un ritmo de vida, en el que pasamos por alto todo aquello que sentimos.

Te has levantado esta mañana y probablemente hayas hecho lo mismo de siempre, ¿a que si?

Apostaría lo que fuera a que también has sentido lo mismo que sientes todos los días, ¿me equivoco?

Y ¿a que eso que has sentido en lo que llevas de día ronda lo que se suele llamar "nada"?

Probablemente.

La mayoría de las personas tienen una vida miserable, lo aceptan y no hacen nada para cambiarla.

Todo esto es así porque nos limitamos a sobrevivir y no a vivir ni a sentir.

Nos hemos habituados a un estilo de vida en el que nuestro sistema emocional está muerto.

El cuerpo manda y hace lo que está acostumbrado a hacer, lo de siempre, porque así lo has programado.

Y como siempre haces lo mismo, también sentirás lo mismo.

Y como eso sucede todos los días, tu programa mental está tan acostumbrado a esa rutina que ejecuta las emociones de una forma tan rápida que te pasan desapercibidas.

Es por eso que terminas el día, te acuestas en la cama y ni tan siquiera sabes qué has hecho ni porqué estás viviendo. (Bueno, sí que lo sabes....¡¡por obligación!!).


Un mal enfoque


Bueno, lo habré dicho ya creo que más de mil veces (sin exagerarte, ¿eh?).

Seguimos teniendo un mal enfoque de las posibles soluciones a la hora de cambiar nuestro estilo de vida y sentirnos mejor con nosotros mismos.

Creemos que cambiando las cosas que hacemos, cambiaremos lo que sentimos.

En cierta medida es así, porque cuando provocas un cambio material en tu día a día, tu cuerpo tiene que adaptarse a ese cambio y si le es desconocido, tendrá que generar nuevas emociones.

Pero ahora viene el gran problema.

Mi amigo es un amargado de la vida y se limita a sobrevivir en su día a día autoengañándose de que porque esté trabajando en una oficina, en un trabajo que realmente odia y le "lama" el culo a su jefe tendrá éxito y alcanzará la felicidad que tanto busca (cosa  que ya lleva haciendo muchos años y no acaba de enterarse).

Está habituado a un ritmo de vida que se ha tenido que imponer casi por obligación, o mejor dicho por supervivencia y se limita a hacer todos los días lo mismo.

Ha convertido su vida en pura amargura carente de emociones y de felicidad.

Entonces se le ocurre la maravillosa idea de salir todos los días a hacer ejercicio porque su inteligentísimo terapeuta le ha recomendado que haga actividades físicas para sentirse mejor consigo mismo.

Se va a correr a diario, libera y quema calorías, suda, experimenta nuevas actividades, pero..........

Como su mente no está acostumbrada a generar emociones positivas (debido a su programa mental), le cuesta mucho sentirse bien.

Es como si se sintiera haciendo algo fuera de lo normal.

¿Por qué?

Porque no está habituado a ello.

Su mente, aunque genere emociones positivas y de bienestar, son transitorias y de poco efecto, porque tiene un programa mental negativo tan potente que siempre está ahí para recordarle la mierda de vida que tiene y que mañana tendrá nuevamente que apoyar su culo en la silla de su oficina para tragarse los sermones de su jefe.

¿De qué le sirvió a mi amigo esa actividad?

De muy poco ( a nivel emocional me refiero).

¿Ha cambiado eso su estilo de vida, incluso aunque haya adquirido un hábito distinto?

No.

¿Por qué?

Porque no ha cambiado para nada sus hábitos emocionales predominantes.

Este ejemplo, aunque pueda parecerte exagerado (que lo es un poco), refleja el concepto de que si cambias tus hábitos físicos, experimentarás cambios.

Pero si cambias tus hábitos emocionales, experimentarás cambios elevados a la máxima potencia y multiplicados por diez.

¿Lo pillas?


Acostumbrándonos a generar nuestras propias emociones



Es para mí la clave de todo.

Tan fácil como: ¿Quieres ser feliz? No fabriques esa felicidad en tu exterior, sino en tu interior.

Pero para crear un hábito emocional, primero tendremos que aceptar quienes somos y qué estamos sintiendo ahora mismo.

Y cuando aceptas que eres un amargado, el siguiente paso es aprender a dejar de sentirte como un amargado.

¿Por qué?

Porque si sigues pensando como un amargado, por mucho que te rompas la cabeza en crear algo positivo, tu mente se encargará de darle el enfoque de a lo que está acostumbrada, y siempre te mostrará la versión amargada.

Una vez dejas de pensar como un amargado y controlas esa forma de sentirte, es cuando puedes empezar a crear distintos pensamientos que te hagan sentir emociones también distintas y positivas.

Porque tienes que entender una cosa, los pensamientos son el alimento de nuestra mente.

Si piensas cosas malas, te sentirás mal. Si piensas cosas buenas, te sentirás mejor.

El problema aquí es que la gente piensa cosas buenas, pero sigue procesando esa información bajo su programa mental antiguo, con lo que su mente se encarga de darle siempre la versión negativa o "cómoda" de eso.

Entonces, por mucho que pienses en algo bueno, tu mente se encargará de convertirlo en lo de siempre y no verás que tenga efecto.

Por esto la importancia de lo que acabo de decirte antes.


  • Desaprende lo aprendido y cuestiona cada cosa que sucede en tu día a día. Pasa por el filtro de la conciencia cualquier paso que das desde que te levantas hasta que te acuestes, con el fin de someter a juicio qué te está pasando y porqué te estás sintiendo así con eso.
  • Todo esto está enfocado en un objetivo: "Que dejes de ser el mismo de siempre". Una vez dejas tu programa mental aislado y sin efecto, puedes dar el siguiente paso.
  • Piensa de forma positiva. Tu mente no distingue entre realidad y ficción, por lo que si piensas en cosas buenas, te sentirás bien (siempre y cuando hayas dado antes el paso anterior). Si piensas en cosas excitantes, te excitarás y así con todo.
  • Hazlo como rutina diaria y piensa cada día (por lo menos 30 minutos) sobre cómo ha sido tu día y cómo te hubiera gustado sentirte ante las situaciones que te han pasado. Piensa en un estado de ánimo en el que te gustaría encuadrarte e imagínate a ti bajo ese efecto.¿Sabes que hay personas que no son capaces de imaginarse a si mismos sonriendo? Esto es así porque no están cómodos con un estado emocional alegre y feliz, por lo que les cuesta la propia vida emitir pensamientos positivos. Pero si no te habitúas a hacerlo, ¿cómo pretendes sonreír en la vida real por muchas cosas buenas que te pasen?

Espero que este breve resumen te ayude a entender la importancia que tiene el cambiar tus hábitos emocionales para cambiar tu estilo de vida.

No cambies tu vida para sentirte mejor. Siéntete mejor (aunque sólo sea en tu mente) y tu vida cambiará por añadidura.


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